Mariana siempre quiso casarse en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Cuando el momento llegó decidió cumplir su sueño: su ceremonia se llevaría a cabo en el histórico recinto frente al Zócalo, la plaza central del país entero. Su otro sueño era llegar a la iglesia en un carruaje jalado por caballos. Todo estaba planeado hasta el último de los detalles, pero Mariana no tenía previsto que el día de su boda un movimiento estudiantil llamado #yosoy132 había organizado en el Zócalo una monumental protesta contra Enrique Peña Nieto, ganador virtual de la elección presidencial de México. Ese día el espacio frente a la iglesia era un océano de personas, era imposible caminar o moverse, mucho menos trasladarse en una calandria jalada por caballos pero Mariana tenía la determinación suficiente para continuar con su plan: se subió a la calandria y ordenó al conductor: “¡Vámonos!”. El chofer no sabía que hacer, avanzar no era posible. Consciente de que era una locura gritó: “¡Abran paso a La Novia del Movimiento!” Mariana se puso de pie levantando su ramo y gritó: “¡Fuera Peña Nieto!” La multitud le respondió: “¡Fuera!” Inesperadamente el mar de gente se abrió para dar paso a la novia. Entre los gritos anti-Peña Nieto se podía escuchar: “¡Que viva La Novia del Movimiento!”
Al mismo tiempo, las ciudades más importantes de México presentaban escenas similares (sin la novia, por supuesto), también Tijuana, una ciudad que no se destaca por su activismo (se podría decir que definitivamente Tijuana no es una ciudad en la que florecen los movimientos civiles), por primera vez en la historia: estudiantes, madres e hijos, perritos en carriolas, trabajadores de la maquila, jóvenes vestidos de traje, viejos en sillas de ruedas, punks, escritores, universitarias con flores, artistas, fotógrafos y todo tipo de gente se unió a la protesta nacional.
La semilla del movimiento #yosoy132 empezó a germinar la mañana del 11 de mayo, cuando el ex gobernador y entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto fue invitado a dar una conferencia frente a estudiantes en la Universidad Iberoamericana, una institución privada jesuita en la Ciudad de México. Al final de su conferencia, Peña Nieto dio un desafortunado discurso en el que aceptaba absoluta responsabilidad en la represión de los campesinos de Atenco durante su gobierno (acontecimiento en el que muchos detenidos sufrieron de tortura, al menos 26 mujeres fueron violadas por la policía y dos personas fueron asesinadas, entre las cuales había un niño de 14 años).
La respuesta de los estudiantes fue furiosa e inmediata, llamaron a Peña Nieto “asesino” y “cobarde”. Cuando trataba de retirarse, fue perseguido alrededor del campus. Los estudiantes le gritaban a coro: “Enrique, entiende, la Ibero no te quiere”. La imagen de confianza del candidato se hizo trizas. Con celulares, los estudiantes lo grabaron y fotografiaron tratando de escapar. Al final, se vio obligado a esconderse durante 20 minutos en un baño subterráneo. Mientras el candidato se resguardaba en su escondite, los videos de la protesta ya estaban siendo publicados en You Tube y fueron vistos tantas veces que sus reproducciones tomaron dimensiones virales. Una carísima y extensa campaña gestada por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) con el objetivo de reobtener el poder político después de haberlo perdido doce años atrás estaba en riesgo.
La protesta de la Ibero pudo haber quedado como un evento aislado pero gracias a la arrogancia del PRI se convirtió en un movimiento nacional. Antes de entrar en detalles, permítame decir por qué el incidente de la Ibero es tan importante: en México hay una tradición de activismo estudiantil que data desde la década de los años 60’s, pero proviene principalmente de universidades públicas. Los estudiantes activistas provienen usualmente de la clase trabajadora, y no es raro que sean abiertamente de la izquierda, así que cuando hay alguna señal de agitación política en el ambiente estudiantil, inmediatamente es minimizada (cuando no se reprime de manera violenta, como ocurrió en la masacre estudiantil de 1968). Por otra parte, los estudiantes de la Ibero cargan con el estigma de ser chicos acaudalados de la clase alta mexicana que viven en un mundo aparte del resto de la sociedad mexicana (la cual por cierto es bastante clasista). Hasta tienen un apodo: “Chico Ibero”, un término acuñado para identificar a un estudiante rico e indiferente. Dentro de una sociedad que se rige por los estereotipos, era inimaginable que estos jóvenes privilegiados llamaran asesino a Peña Nieto.
Después del incidente en la Universidad Iberoamericana, el PRI y su lacayo a sueldo, el Partido Verde se mofaron de los estudiantes al insinuar que los manifestantes eran solo un puñado de infiltrados entrenados y no estudiantes de la institución. Esa fue la noticia y la protesta pasó a segundo plano porque Televisa y TV Azteca (las dos cadenas nacionales que controlan la mayor parte de los canales de televisión y los noticieros del país) funcionaban como los voceros a sueldo de Peña Nieto. Se realizaron intentos nulos para bloquear la información; por ejemplo, 31 periódicos de la Organización Editorial Mexicana publicaron exactamente el mismo encabezado: “Peña Nieto triunfa en la Ibero pese a intento orquestado de boicot”. La buena noticia era que You Tube mostraba una historia muy diferente. El único lugar donde se podía encontrar información útil para formarse una opinión independiente era su fuente: los estudiantes y sus entradas de Twitter, sus cuentas de Facebook y de You Tube. Por fortuna algunos periodistas independientes, como Cármen Aristegui y algunas publicaciones independientes al poco tiempo empezarían a cubrir lo que ocurría desde un punto de vista más equilibrado.
En respuesta a las declaraciones del PRI, 131 estudiantes asistentes a la conferencia de Peña Nieto en la Ibero hicieron un video colectivo en el que expresaron que estuvieron en la protesta y que nadie los había manipulado ni entrenado. Cada uno de ellos dijo su nombre, su número de cuenta de estudiante y mostró su credencial de la Ibero. Fue un acto sencillo, pero lleno de fuerza que demostró gran valentía; no pretendían esconderse en el anonimato y ciertamente no tenían miedo a ser perseguidos políticamente. Al mismo tiempo estos estudiantes aniquilaron el estereotipo del “Chico Ibero” y demostraron que hasta la clase privilegiada se oponía al regreso del PRI, aunque quizá lo más importante fue que representaban una voz libre entre el abrumador bombardeo de información pro-Peña Nieto que se publicaba en los medios de difusión masiva. El video de los 131 estudiantes de la Ibero adquirió carácter viral de inmediato.
En apoyo a esos 131 estudiantes, los usuarios de Twitter iniciaron dos hashtags: #masde131 y #yosoy132, esté último se convirtió en el nombre de un movimiento civil sin precedentes que demandaba claridad en las elecciones. Intelectuales, artistas, ciudadanos concientes, campesinos, estudiantes de distintos antecedentes se unieron a #yosoy132 y lo usaron como un símbolo que demostraba que estaban en contra del regreso del PRI, que rechazaban a Peña Nieto, que demandaban un sistema de medios libre, deseaban votantes libres e informados, estaban en contra del fraude electoral y querían una verdadera democracia. Así fue el inicio de una organización civil que realizó distintas manifestaciones antes y después de la elección.
La Dictadura Perfecta.
En 1990 el escritor Mario Vargas Llosa llamó a México “la dictadura perfecta”. Estaba en una mesa de debate con otros intelectuales cuando hizo una observación en torno a la tradición de las dictaduras militares a lo largo y ancho de Latinoamérica. En contraste, México no había padecido la dominación de un régimen militar, pero se encontraba bajo el dominio único del Partido Revolucionario Institucional. Durante casi 80 años era inimaginable que algún gobernante proviniera de cualquier otro partido. La mayor parte de ese tiempo todos los presidentes, la mayoría del congreso y todos los gobernadores provenían del PRI (salvo raras excepciones: en 1989 el PAN obtuvo el triunfo en Baja California, el primer estado mexicano en tener un gobernador de oposición en 60 años). El presidente de México era omnipotente, todas las leyes que proponía se aprobaban automáticamente, él decidía quien sería el siguiente candidato presidencial y por ende el próximo presidente. Popularmente al precandidato se le llamaba “el tapado” y el procedimiento por el que se decidía quién sería el siguiente se le llamaba “dedazo”. La “democracia” se daba por obra y gracia de la voluntad del presidente. Los sindicatos, los medios masivos de información y las instituciones no eran más que los instrumentos de poder del PRI. En sí se trataba de una oligarquía disfrazada. El resto de los partidos no eran más que sanguijuelas presupuestales que proveían de validez a una democracia a la mexicana. El dominio absoluto del PRI en México produjo un fuerte sistema de corrupción y nepotismo. El gobierno era una enorme máquina de la mordida (en México se llama popularmente mordida al soborno) que no soltaba el poder político bajo ninguna circunstancia. El fraude era una práctica común y el voto una mera formalidad cuyo único objetivo era permanecer en línea con la constitución mexicana.
En 1986 una fracción democrática del PRI renunció a continuar en sus filas y fundó el Frente Democrático Nacional (FDN). En 1988 el FDN lanzó a Cuauhtémoc Cárdenas (hijo de Lázaro Cárdenas, un expresidente de México) como su candidato presidencial en contra de Carlos Salinas de Gortari. Cuauhtémoc Cárdenas ganó, pero la noche de la elección el PRI cambió los resultados, convirtiendo a Salinas en el nuevo presidente. El fraude fue finalmente reconocido por el entonces presidente Miguel de la Madrid al New York Times en una declaración que hizo años después. Tras la elección el FDN se constituyó como el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Cuauhtémoc Cárdenas se lanzó como candidato en dos ocasiones más, pero no pudo repetir la hazaña de 1988. En los años siguientes el PRD creció, obtuvo lugares en el Congreso y ganó varios estados hasta convertirse en la fuerza política mayoritaria en la Ciudad de México. El PAN también creció, hasta llegar al punto de que en el 2000 Vicente Fox se convirtió en el primer presidente de México que no provenía del PRI. Seis años después Felipe Calderon, del PAN compitió contra Andrés Manuel López Obrador, del PRD y Roberto Madrazo, del PRI. Calderón y López Obrador estaban en un empate técnico pero el Instituto Federal Electoral (IFE) declaró ganador a Calderón (aunque tenía tan solo un margen de ventaja del 0.58% sobre López Obrador) y no se permitió un recuento de los votos. Nuevamente, la palabra fraude flotaba en el aire.
Después de perder dos elecciones presidenciales consecutivas y haber sido relegado al tercer lugar en la última, el PRI reunió todas sus fuerzas y años antes de que se iniciara el período oficial, inició una campaña promoviendo a Enrique Peña Nieto . El exgobernador fue entrenado, acicalado, preparado, programado y empacado hasta quedar convertido en un producto de consumo masivo con el pelo lleno de mousse y una bella esposa actriz de telenovela conocida como la Gaviota. Peña Nieto aparecía en las revistas de sociedad, en las revistas de chismes; tenía un club de fans; era un Elvis Presley sin talento, pero con hordas de fanáticas delirantes. En sus mítines el PRI regalaba muñecos de Peña Nieto. Su imagen recibió un lavado verde y se promovía como el candidato del Partido Verde (el Verde formó alianza con el PRI). Sin embargo había detalles que no encajaban del todo. El discurso de Peña Nieto era superficial, carecía de profundidad de pensamiento. Las palabras del candidato eran dictadas por el Teleprompter y cuando tenía que hablar sin ayuda siempre se metía en problemas. Hay una lista de pintorescas anécdotas de triste fama que ponen en evidencia su torpeza verbal, como esa vez en que Peña Nieto estaba en una feria del libro y no pudo siquiera decir el nombre de tres libros que hubiera leído, y aquella vez en que no supo decir cómo murió su primera esposa. También está aquel incidente en que su hija demostró su clasismo y su desdén llamando “pendejos” y “prole” a todos aquellos que no estuvieran de acuerdo con su papá. Pero la característica más importante y cuestionable del candidato es su pertenencia al Grupo Atlacomulco, uno de los grupos más profundamente corruptos del PRI (los políticos que pertenecen a este grupo son priístas de la vieja guardia y popularmente se les conoce como Dinosaurios), esto despertó las sospechas de que Peña Nieto no era más que un títere de los más oscuros y retrógradas elementos del PRI.
Las secuelas de una elección controversial.
El 2012 marcará un hito en la construcción de la democracia en México. Antes de la irrupción de los estudiantes en la arena política, la elección presidencial era gris y aburrida. Era simplemente la misma enloquecedora y triste historia con su propia dosis de intriga, asesinatos en masa, maletas llenas de dinero, pobreza desenfrenada y guerra política tras bambalinas.
Gracias al movimiento civil, los ciudadanos observaron cuidadosamente la elección y encontraron un gran número de irregularidades. El PRI volvió a su tradición de prácticas fraudulentas. Antes de la elección dos millones de boletas duplicadas se encontraron en Oaxaca. Muchos ciudadanos de escasos recursos recibieron pagos en comida, efectivo y crédito de tiendas a cambio de votar por el PRI (se utilizó la tecnología para comprobar el voto: los electores debían tomar una foto de celular de su boleta y mostrarla para poder recibir su pago). Hubo casillas en las que el 110% de la población votó. Los muertos votaron. En estados gobernados por el PRI, se prometió a los ciudadanos la condonación de multas e impuestos si votaban por el PRI. Agentes del PRI ofrecían dinero a los ciudadanos a cambio de su credencial de elector. Hubo lugares en que se votó por el PRI bajo amenazas. En el Programa de Resultados Electorales Preeliminares (PREP) los votos de López Obrador simplemente desaparecían o se reportaban como “ilegibles”, pero los votos para el resto de los partidos permanecían sin cambios. Hubo robo de urnas electorales llenas de votos.
La noche de la elección Peña Nieto fue declarado ganador con tan solo 5 % de los votos computados. El resto de los candidatos lo declararon ganador, incluso Calderón lo declaró ganador. Andrés Manuel López Obrador se reservó sus comentarios sobre los resultados preeliminares. El público mexicano estaba en shock: mientras que las noticias internacionales declaraban la elección como un “too close to call”, en las noticias mexicanas Peña Nieto era declarado el ganador absoluto.
Lo más grave de estas elecciones es que el PRI se valió de la extrema pobreza de los más desprotegidos ciudadanos mexicanos para alcanzar el triunfo. La historia nos ha demostrado que el PRI sólo produce un mayor número de ciudadanos sumidos en la desinformación y la pobreza que venden su voto para obtener los regalos más insignificantes a cambio de su lealtad. Es un ciclo sin fin que sólo puede romperse con información, educación y una labor extenuante.
Mariana siempre quiso casarse en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Cuando el momento llegó decidió cumplir su sueño: su ceremonia se llevaría a cabo en el histórico recinto frente al Zócalo, la plaza central del país entero. Su otro sueño era llegar a la iglesia en un carruaje jalado por caballos. Todo estaba planeado hasta el último de los detalles, pero Mariana no tenía previsto que el día de su boda un movimiento estudiantil llamado #yosoy132 había organizado en el Zócalo una monumental protesta contra Enrique Peña Nieto, ganador virtual de la elección presidencial de México. Ese día el espacio frente a la iglesia era un océano de personas, era imposible caminar o moverse, mucho menos trasladarse en una calandria jalada por caballos pero Mariana tenía la determinación suficiente para continuar con su plan: se subió a la calandria y ordenó al conductor: “¡Vámonos!”. El chofer no sabía que hacer, avanzar no era posible. Consciente de que era una locura gritó: “¡Abran paso a La Novia del Movimiento!” Mariana se puso de pie levantando su ramo y gritó: “¡Fuera Peña Nieto!” La multitud le respondió: “¡Fuera!” Inesperadamente el mar de gente se abrió para dar paso a la novia. Entre los gritos anti-Peña Nieto se podía escuchar: “¡Que viva La Novia del Movimiento!”
Al mismo tiempo, las ciudades más importantes de México presentaban escenas similares (sin la novia, por supuesto), también Tijuana, una ciudad que no se destaca por su activismo (se podría decir que definitivamente Tijuana no es una ciudad en la que florecen los movimientos civiles), por primera vez en la historia: estudiantes, madres e hijos, perritos en carriolas, trabajadores de la maquila, jóvenes vestidos de traje, viejos en sillas de ruedas, punks, escritores, universitarias con flores, artistas, fotógrafos y todo tipo de gente se unió a la protesta nacional.
La semilla del movimiento #yosoy132 empezó a germinar la mañana del 11 de mayo, cuando el ex gobernador y entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto fue invitado a dar una conferencia frente a estudiantes en la Universidad Iberoamericana, una institución privada jesuita en la Ciudad de México. Al final de su conferencia, Peña Nieto dio un desafortunado discurso en el que aceptaba absoluta responsabilidad en la represión de los campesinos de Atenco durante su gobierno (acontecimiento en el que muchos detenidos sufrieron de tortura, al menos 26 mujeres fueron violadas por la policía y dos personas fueron asesinadas, entre las cuales había un niño de 14 años).
La respuesta de los estudiantes fue furiosa e inmediata, llamaron a Peña Nieto “asesino” y “cobarde”. Cuando trataba de retirarse, fue perseguido alrededor del campus. Los estudiantes le gritaban a coro: “Enrique, entiende, la Ibero no te quiere”. La imagen de confianza del candidato se hizo trizas. Con celulares, los estudiantes lo grabaron y fotografiaron tratando de escapar. Al final, se vio obligado a esconderse durante 20 minutos en un baño subterráneo. Mientras el candidato se resguardaba en su escondite, los videos de la protesta ya estaban siendo publicados en You Tube y fueron vistos tantas veces que sus reproducciones tomaron dimensiones virales. Una carísima y extensa campaña gestada por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) con el objetivo de reobtener el poder político después de haberlo perdido doce años atrás estaba en riesgo.
La protesta de la Ibero pudo haber quedado como un evento aislado pero gracias a la arrogancia del PRI se convirtió en un movimiento nacional. Antes de entrar en detalles, permítame decir por qué el incidente de la Ibero es tan importante: en México hay una tradición de activismo estudiantil que data desde la década de los años 60’s, pero proviene principalmente de universidades públicas. Los estudiantes activistas provienen usualmente de la clase trabajadora, y no es raro que sean abiertamente de la izquierda, así que cuando hay alguna señal de agitación política en el ambiente estudiantil, inmediatamente es minimizada (cuando no se reprime de manera violenta, como ocurrió en la masacre estudiantil de 1968). Por otra parte, los estudiantes de la Ibero cargan con el estigma de ser chicos acaudalados de la clase alta mexicana que viven en un mundo aparte del resto de la sociedad mexicana (la cual por cierto es bastante clasista). Hasta tienen un apodo: “Chico Ibero”, un término acuñado para identificar a un estudiante rico e indiferente. Dentro de una sociedad que se rige por los estereotipos, era inimaginable que estos jóvenes privilegiados llamaran asesino a Peña Nieto.
Después del incidente en la Universidad Iberoamericana, el PRI y su lacayo a sueldo, el Partido Verde se mofaron de los estudiantes al insinuar que los manifestantes eran solo un puñado de infiltrados entrenados y no estudiantes de la institución. Esa fue la noticia y la protesta pasó a segundo plano porque Televisa y TV Azteca (las dos cadenas nacionales que controlan la mayor parte de los canales de televisión y los noticieros del país) funcionaban como los voceros a sueldo de Peña Nieto. Se realizaron intentos nulos para bloquear la información; por ejemplo, 31 periódicos de la Organización Editorial Mexicana publicaron exactamente el mismo encabezado: “Peña Nieto triunfa en la Ibero pese a intento orquestado de boicot”. La buena noticia era que You Tube mostraba una historia muy diferente. El único lugar donde se podía encontrar información útil para formarse una opinión independiente era su fuente: los estudiantes y sus entradas de Twitter, sus cuentas de Facebook y de You Tube. Por fortuna algunos periodistas independientes, como Cármen Aristegui y algunas publicaciones independientes al poco tiempo empezarían a cubrir lo que ocurría desde un punto de vista más equilibrado.
En respuesta a las declaraciones del PRI, 131 estudiantes asistentes a la conferencia de Peña Nieto en la Ibero hicieron un video colectivo en el que expresaron que estuvieron en la protesta y que nadie los había manipulado ni entrenado. Cada uno de ellos dijo su nombre, su número de cuenta de estudiante y mostró su credencial de la Ibero. Fue un acto sencillo, pero lleno de fuerza que demostró gran valentía; no pretendían esconderse en el anonimato y ciertamente no tenían miedo a ser perseguidos políticamente. Al mismo tiempo estos estudiantes aniquilaron el estereotipo del “Chico Ibero” y demostraron que hasta la clase privilegiada se oponía al regreso del PRI, aunque quizá lo más importante fue que representaban una voz libre entre el abrumador bombardeo de información pro-Peña Nieto que se publicaba en los medios de difusión masiva. El video de los 131 estudiantes de la Ibero adquirió carácter viral de inmediato.
En apoyo a esos 131 estudiantes, los usuarios de Twitter iniciaron dos hashtags: #masde131 y #yosoy132, esté último se convirtió en el nombre de un movimiento civil sin precedentes que demandaba claridad en las elecciones. Intelectuales, artistas, ciudadanos concientes, campesinos, estudiantes de distintos antecedentes se unieron a #yosoy132 y lo usaron como un símbolo que demostraba que estaban en contra del regreso del PRI, que rechazaban a Peña Nieto, que demandaban un sistema de medios libre, deseaban votantes libres e informados, estaban en contra del fraude electoral y querían una verdadera democracia. Así fue el inicio de una organización civil que realizó distintas manifestaciones antes y después de la elección.
La Dictadura Perfecta.
En 1990 el escritor Mario Vargas Llosa llamó a México “la dictadura perfecta”. Estaba en una mesa de debate con otros intelectuales cuando hizo una observación en torno a la tradición de las dictaduras militares a lo largo y ancho de Latinoamérica. En contraste, México no había padecido la dominación de un régimen militar, pero se encontraba bajo el dominio único del Partido Revolucionario Institucional. Durante casi 80 años era inimaginable que algún gobernante proviniera de cualquier otro partido. La mayor parte de ese tiempo todos los presidentes, la mayoría del congreso y todos los gobernadores provenían del PRI (salvo raras excepciones: en 1989 el PAN obtuvo el triunfo en Baja California, el primer estado mexicano en tener un gobernador de oposición en 60 años). El presidente de México era omnipotente, todas las leyes que proponía se aprobaban automáticamente, él decidía quien sería el siguiente candidato presidencial y por ende el próximo presidente. Popularmente al precandidato se le llamaba “el tapado” y el procedimiento por el que se decidía quién sería el siguiente se le llamaba “dedazo”. La “democracia” se daba por obra y gracia de la voluntad del presidente. Los sindicatos, los medios masivos de información y las instituciones no eran más que los instrumentos de poder del PRI. En sí se trataba de una oligarquía disfrazada. El resto de los partidos no eran más que sanguijuelas presupuestales que proveían de validez a una democracia a la mexicana. El dominio absoluto del PRI en México produjo un fuerte sistema de corrupción y nepotismo. El gobierno era una enorme máquina de la mordida (en México se llama popularmente mordida al soborno) que no soltaba el poder político bajo ninguna circunstancia. El fraude era una práctica común y el voto una mera formalidad cuyo único objetivo era permanecer en línea con la constitución mexicana.
En 1986 una fracción democrática del PRI renunció a continuar en sus filas y fundó el Frente Democrático Nacional (FDN). En 1988 el FDN lanzó a Cuauhtémoc Cárdenas (hijo de Lázaro Cárdenas, un expresidente de México) como su candidato presidencial en contra de Carlos Salinas de Gortari. Cuauhtémoc Cárdenas ganó, pero la noche de la elección el PRI cambió los resultados, convirtiendo a Salinas en el nuevo presidente. El fraude fue finalmente reconocido por el entonces presidente Miguel de la Madrid al New York Times en una declaración que hizo años después. Tras la elección el FDN se constituyó como el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Cuauhtémoc Cárdenas se lanzó como candidato en dos ocasiones más, pero no pudo repetir la hazaña de 1988. En los años siguientes el PRD creció, obtuvo lugares en el Congreso y ganó varios estados hasta convertirse en la fuerza política mayoritaria en la Ciudad de México. El PAN también creció, hasta llegar al punto de que en el 2000 Vicente Fox se convirtió en el primer presidente de México que no provenía del PRI. Seis años después Felipe Calderon, del PAN compitió contra Andrés Manuel López Obrador, del PRD y Roberto Madrazo, del PRI. Calderón y López Obrador estaban en un empate técnico pero el Instituto Federal Electoral (IFE) declaró ganador a Calderón (aunque tenía tan solo un margen de ventaja del 0.58% sobre López Obrador) y no se permitió un recuento de los votos. Nuevamente, la palabra fraude flotaba en el aire.
Después de perder dos elecciones presidenciales consecutivas y haber sido relegado al tercer lugar en la última, el PRI reunió todas sus fuerzas y años antes de que se iniciara el período oficial, inició una campaña promoviendo a Enrique Peña Nieto . El exgobernador fue entrenado, acicalado, preparado, programado y empacado hasta quedar convertido en un producto de consumo masivo con el pelo lleno de mousse y una bella esposa actriz de telenovela conocida como la Gaviota. Peña Nieto aparecía en las revistas de sociedad, en las revistas de chismes; tenía un club de fans; era un Elvis Presley sin talento, pero con hordas de fanáticas delirantes. En sus mítines el PRI regalaba muñecos de Peña Nieto. Su imagen recibió un lavado verde y se promovía como el candidato del Partido Verde (el Verde formó alianza con el PRI). Sin embargo había detalles que no encajaban del todo. El discurso de Peña Nieto era superficial, carecía de profundidad de pensamiento. Las palabras del candidato eran dictadas por el Teleprompter y cuando tenía que hablar sin ayuda siempre se metía en problemas. Hay una lista de pintorescas anécdotas de triste fama que ponen en evidencia su torpeza verbal, como esa vez en que Peña Nieto estaba en una feria del libro y no pudo siquiera decir el nombre de tres libros que hubiera leído, y aquella vez en que no supo decir cómo murió su primera esposa. También está aquel incidente en que su hija demostró su clasismo y su desdén llamando “pendejos” y “prole” a todos aquellos que no estuvieran de acuerdo con su papá. Pero la característica más importante y cuestionable del candidato es su pertenencia al Grupo Atlacomulco, uno de los grupos más profundamente corruptos del PRI (los políticos que pertenecen a este grupo son priístas de la vieja guardia y popularmente se les conoce como Dinosaurios), esto despertó las sospechas de que Peña Nieto no era más que un títere de los más oscuros y retrógradas elementos del PRI.
Las secuelas de una elección controversial.
El 2012 marcará un hito en la construcción de la democracia en México. Antes de la irrupción de los estudiantes en la arena política, la elección presidencial era gris y aburrida. Era simplemente la misma enloquecedora y triste historia con su propia dosis de intriga, asesinatos en masa, maletas llenas de dinero, pobreza desenfrenada y guerra política tras bambalinas.
Gracias al movimiento civil, los ciudadanos observaron cuidadosamente la elección y encontraron un gran número de irregularidades. El PRI volvió a su tradición de prácticas fraudulentas. Antes de la elección dos millones de boletas duplicadas se encontraron en Oaxaca. Muchos ciudadanos de escasos recursos recibieron pagos en comida, efectivo y crédito de tiendas a cambio de votar por el PRI (se utilizó la tecnología para comprobar el voto: los electores debían tomar una foto de celular de su boleta y mostrarla para poder recibir su pago). Hubo casillas en las que el 110% de la población votó. Los muertos votaron. En estados gobernados por el PRI, se prometió a los ciudadanos la condonación de multas e impuestos si votaban por el PRI. Agentes del PRI ofrecían dinero a los ciudadanos a cambio de su credencial de elector. Hubo lugares en que se votó por el PRI bajo amenazas. En el Programa de Resultados Electorales Preeliminares (PREP) los votos de López Obrador simplemente desaparecían o se reportaban como “ilegibles”, pero los votos para el resto de los partidos permanecían sin cambios. Hubo robo de urnas electorales llenas de votos.
La noche de la elección Peña Nieto fue declarado ganador con tan solo 5 % de los votos computados. El resto de los candidatos lo declararon ganador, incluso Calderón lo declaró ganador. Andrés Manuel López Obrador se reservó sus comentarios sobre los resultados preeliminares. El público mexicano estaba en shock: mientras que las noticias internacionales declaraban la elección como un “too close to call”, en las noticias mexicanas Peña Nieto era declarado el ganador absoluto.
Lo más grave de estas elecciones es que el PRI se valió de la extrema pobreza de los más desprotegidos ciudadanos mexicanos para alcanzar el triunfo. La historia nos ha demostrado que el PRI sólo produce un mayor número de ciudadanos sumidos en la desinformación y la pobreza que venden su voto para obtener los regalos más insignificantes a cambio de su lealtad. Es un ciclo sin fin que sólo puede romperse con información, educación y una labor extenuante.
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